Federico García Lorca (1898-1936)

Lorca

Em 1959, lendo Vinicius de Moraes, aprendi sobre o fuzilamento de Lorca durante a sangrenta guerra civil da Espanha. Foi narrada na contundente ode “A Morte de Madrugada”.  No mesmo ano, comprei dois livros do poeta andaluz. De sua obra maestra, Romancero Gitano  (1924-1927), não havia como deixar de memorizar La Casada Infiel; do Romance Sonámbulo, decorei de imediato seus quatro versos iniciais, e hoje quase que sou capaz de recitá-lo quase por completo. O outro livro, uma coletânea de poesias, Poema del Cante Jondo (1921), inclui a elegia Llanto por Ignacio Sánchez Mejías (1), uma homenagem ao toureiro seu amigo.

O Romancero Gitano corria de  boca em boca no dia a dia das ruas, das feiras, das tabernas, dos acampamentos ciganos, das praças. à maneira das manifestações poéticas medievais. “[…] Lorca foi um poeta que viveu na tradição oral. O fascínio do público por sua poesia emanava também da maneira que o poeta recitava, que revivia a arte de trovar da Idade Média espanhola[…]” (2).

Ainda falta para terminar meu encontro com Lorca

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La Casada Infiel

A Casada Infiel (3)

 

Y que yo me la llevé al río
creyendo que era mozuela,
pero tenía marido.

Fue la noche de Santiago
y casi por compromiso.
Se apagaron los faroles
y se encendieron los grillos.
En las últimas esquinas
toqué sus pechos dormidos,
y se me abrieron de pronto
como ramos de jacintos.
El almidón de su enagua
me sonaba en el oído,
como una pieza de seda
rasgada por diez cuchillos.
Sin luz de plata en sus copas
los árboles han crecido,
y un horizonte de perros
ladra muy lejos del río.

Pasadas las zarzamoras,
los juncos y los espinos,
bajo su mata de pelo
hice un hoyo sobre el limo.
Yo me quité la corbata.
Ella se quitó el vestido.
Yo el cinturón con revólver.
Ella sus cuatro corpiños.
Ni nardos ni caracolas
tienen el cutis tan fino,
ni los cristales con luna
relumbran con ese brillo.
Sus muslos se me escapaban
como peces sorprendidos,
la mitad llenos de lumbre,
la mitad llenos de frío.
Aquella noche corrí
el mejor de los caminos,
montado en potra de nácar
sin bridas y sin estribos.
No quiero decir, por hombre,
las cosas que ella me dijo.
La luz del entendimiento
me hace ser muy comedido.
Sucia de besos y arena
yo me la llevé del río.
Con el aire se batían
las espadas de los lirios.

Me porté como quien soy.
Como un gitano legítimo.
Le regalé un costurero
grande de raso pajizo,
y no quise enamorarme
porque teniendo marido
me dijo que era mozuela
cuando la llevaba al río.

E eu que fui levá-la ao rio
Pensando que era donzela,
Porém tinha marido.

Foi a noite de São Tiago.
E quase por compromisso.
Os lampiões se apagaram
E se acenderam os grilos.
Já nas últimas esquinas
Toquei seus peitos dormidos,
que se me abriram de pronto
como ramos de jacinto.
A goma de sua anágua
soava em meu ouvido
omo uma peça de seda
rasgada por dez punhais.
Sem luz de prata nas copas
as árvores têm crescido,
e um horizonte de cães
ladra bem longe do rio.

Atravessando os sarçais,
mais os juncos e os espinhos
,sob seus bastos cabelos
fiz um côncavo no limo.
Eu tirei minha gravata.
Ela tirou seu vestido.
Eu, o cinturão e revolver.
Ela, seus quatro corpinhos.
Nem nardos nem caracóis
têm uma cútis tão fina,
nem os cristais sob a lua
relumbram com tanto brilho.
Sua coxas me escapavam
como peixes surpreendidos,
metade cheias de luz,
metade cheias de frio.
Galopei naquela noite
pelo melhor dos caminhos,
montado em potra de nácar
sem rédeas e sem estribos.
Não quero dizer, por honra,
as coisas que ela me disse.
A luz do entendimento
me faz assim comedido.
Suja de beijos e areia,
eu a levei do rio.
Contra o vento se batiam
as baionetas dos lírios.

Portei-me como quem sou.
Como gitano legítimo.
Dei-lhe cesta de costura,
grande, de cetim palhiço,
e não quis enamorar-me,
pois ela, tendo marido,
me disse que era donzela
quando eu a levava ao rio

(A Lydia Cabrera
y a su negrita)

 

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Os primeiros oito versos do Romance Sonámbulo são dos mais famosos da língia espanhola. “O poeta evoca o verde e a lua com a sua fatídica presença branca; evoca a água, com a sua possibilidade de fecundação e de erotismo e toda fauna e a flora para compor o processo de criação. Estes são emblemas de amor e morte, vida e dor, peculiares na poética lorquiana […]” a presença do mar, do barco, da sombra, do cavalo, da montanha, do vento, da mulher na varanda incorpora-se a um motivo; o mais constante na poesia de Garcia Lorca: a lua, sempre” […] a personagem cigana está quase morrendo na imensidão da luz tenebrosa da lua; Por outro lado, essa dor também está estreitamente relacionada à sua marginalidade; à sua condição de  perseguida” (2). O final do Romance dá conta da perene e antiga hostilidade entre ciganos e poderosos. Os quatro últimos versos repetem a estrofe inicial. Na morte iminente, uma esperança verde ainda paira no ar.

 

Romance Sonámbulo

 
 

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.

Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando

y ella no puede mirarlas.
Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.
--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?
--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.
--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.
Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.
--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.

 
 

(A Gloria Giner e a
Fernando de los Rios)

 

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LIanto por Ignacio Sánchez Mejías - Ignacio foi um toureiro sevilhano (1891-1934), morto  na arena de Manzanares, em 11 de agosto de 1934. Foi-me inesquecível durante mais de 50 anos o ponteio “A las cinco de tarde […] A las cinco en punto de la tarde […]”, que agora pode ser aferido pela comovente declamação de Ramón Fernández "Palmeral". A las cinco de la mañana foi a hora que Federico caiu morto, assassinado pelos touros negros de Franco em uma estrada de Granada.

 

***

 




Uma morte anunciada.
Ignacio encurralado.

Ignacio Sanchez
 




A estocada final, minutos após ter vestido a veste clara de matador.
O touro permanece com as três bandarilhas (colorido digital).

Ignacio Sanchez2

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(1)  Ambos da Editorial Losada S.A., Buenos Aires, Argentina;  Ler na íntegra Poema del Cante Jondo;
(2) Ler Notas sobre o Romance Sonâmbulo, de Maria das Graças Ferreira Graúna;
3) (4) Modificado das traduções de Paulo Mendes Campos e Zelia Tellaroli N. Zamora;

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